Anarquismo vs. Marxismo:
Algunas notas sobre un tema antiguo

Por Ulli Diemer


Más de 100 años después que el movimiento Socialista se separó en el Marxismo bélico y las facciones anarquistas, hay signos, al menos en pequeña escala, que la gente que se llama a ella misma anarquista, marxista o "socialista liberal" está encontrando maneras de trabajar unidos fructíferamente. Las preguntas se les presentan inmediatamente: ¿Para qué extensión son aún válidas las viejas etiquetas? ¿Han cambiado sus significados en el curso del último siglo? ¿Qué tan sólidas son las nuevas bases de unidad? ¿Han sido trascendidas las viejas divisiones?

Pero, ¿es necesario del todo reexaminar las antiguas etiquetas y divisiones? ¿No sería mejor dejar durmiendo a las polémicas y simplemente concentrarse en trabajar unidos?

El problema es que el movimiento socialista - o movimiento liberal: ¿qué término podemos usar válidamente? - que espera desarrollarse tiene que confrontar los cuestionamientos históricos, estratégicos y teóricos. Un movimiento socialista que valga su nombre tiene que hacer más que unirse para acciones simples. Tiene que cuestionarse hacia dónde está tratando de ir y cómo se propone llegar allí: precisamente los problemas que iniciaron la separación anarquista-Marxista en 1870 y que mantuvo separados a los movimientos hasta hoy. Los cuestionamientos políticos que son ignorados no se desaparecen, sólo reaparecen con el mismo impacto destructivo tiempo después. Deben ser enfrentados con franqueza.

Esto no significa que tenemos la esperanza de improductivamente volver a pelear las viejas batallas y revivir las separaciones y hostilidades del pasado. El mundo ha cambiado mucho desde 1870 y la experiencia del movimiento socialista a lo largo del siglo pasado ha cambiado los problemas que enfrentamos inconmensurablemente. De no poca importancia es la revitalización del Marxismo actual que es militantemente anti-leninista y el resurgimiento de un movimiento anarquista-comunista el cual acepta (aunque no necesariamente de forma consciente) una buena cantidad del análisis Marxista. Hay mucho en común sobre lo cual nos podemos unir.

También se debería tomar en cuenta que mientras las diferencias entre Marxistas y anarquistas han sido reales, se ha dado el caso muy a menudo en las disputas pasadas entre ellos se ha generado más calor que luz. Un problema en muchas polémicas es que cada lado tiende a tomar tendencias parciales del otro bando y extrapolarlas para hacerlas parte del todo y en ese sentido se mal interpreta. Un análisis serio tiene que ir más allá de la simplicidad de argumentación entre blanco y negro (¿blanco y rojo?). Al mismo tiempo, es cierto que presentar cuestionamientos de forma cortante generalmente implica un tono polémico, por lo tanto no deberíamos partir de la polémica si esto significa que las preguntas importantes serán tocadas superficialmente o ignoradas.

Mi postura personal es pro-Marxista y es en varios aspectos crítica del anarquismo. Es por lo tanto, imperativo notar dos cosas: Una, que hay muchos aspectos positivos del anarquismo que no tomo en cuenta, porque estoy tratando en este, y el próximo artículo ("Bakunin vs. Marx), de criticar ciertos aspectos específicos de la doctrina completa que pienso la debilita grandemente. No estoy tratando de dar una evaluación balanceada del anarquismo como un todo. Dos, soy mucho más crítico del "Marxismo" que la mayoría de los "Marxistas-Leninistas" de lo que soy del anarquismo. Mientras considero a muchos anarquistas como colegas en el movimiento liberal, considero a la propia expresión "Marxista-Leninista" como una contradicción de términos, y considero al "Marxismo-Leninismo" como una ideología que se opone diametralmente a la emancipación de la clase trabajadora. (1)

No es posible cubrir adecuadamente todo el debate anarquista/marxista en un artículo o dos. Lo que me propongo hacer aquí y en las notas de Marx y Bakunin, es concentrarme en las objeciones anarquistas más comunes y básicas al Marxismo y examinarlas brevemente. Estas notas deben ser vistas como sólo eso - notas que establecen algunos puntos. Espero que provoquen una discusión vívida que hará posible examinar los temas planteados, y otros, con mucho más detalle.

El ímpetu para buscar un debate entre Marxismo y anarquismo viene inicialmente de haber leído un número de publicaciones recientes sobre el anarquismo que parece mostrar una sorprendente mala interpretación e ignorancia de Marx, lo que escribió e hizo (por ejemplo, Bakunin en Anarquía, con el prefacio de Paul Avrich y la introducción por Sal Dolgoff; artículo sobre Anarquía de los hermanos Mark en Open Road No. 4; la pieza de Bakunin en Open Road No. 2, y el artículo de P. Murtaugh en esta edición de The Red Menace). Todos estos - y la mayoría de los escritos anarquistas - ponen mucho esfuerzo en atacar algo llamado "Marxismo". En todos los casos el "Marxismo" que es atacado tiene poco o nada que ver las teorías de Karl Marx. Leyendo estas polémicas contra un "Marxismo" que existe principalmente en las mentes de quienes lo atacan, lo único que uno puede hacer es repetir la frase que Marx mismo dijo y repitió a menudo en sus últimos años, sólo hablando del trabajo de sus "seguidores": "Si esto es el Marxismo, todo lo que sé es que yo no soy Marxista".

Si debe haber un diálogo entre Marxistas y anarquistas, si los aspectos positivos y negativos del proyecto Marxista y anarquista van a ser analizados críticamente, entonces les incumbe a aquellos que se oponen al Marxismo tanto como a quienes lo apoyan o quieren conocerlo o trascenderlo, al menos saber de lo que están hablando. Nada se resuelve con definir y atacar a un parapeto del Marxismo.

Y es importante entender y conocer a Marx no sólo porque hay "Marxistas liberales", sino porque Marx es sin disputa la figura central en el desarrollo de los liberales y socialistas. No es posible entender el desarrollo de un movimiento de izquierda política o sistema de pensamiento en el último siglo sin conocer el Marxismo. No es posible, de hecho, entender el desarrollo de cualquier ideología en este siglo, o incluso, entender la historia de los últimos mil años, sin conocer algo del Marxismo. La historia política del siglo XXI es por extensión una historia de intentos de entender el Marxismo, intentos de derrotar el Marxismo, intentos de llegar más allá o mejorar el Marxismo, intentos por desarrollar alternativas al Marxismo.

El anarquismo no es la excepción. Se definió originalmente en oposición al Marxismo, y continúa siendo así hasta nuestros días. Desafortunadamente, los anarquistas parecen totalmente inadvertidos - o sin deseos de darse cuenta - que el Marxismo no es un monolito, que hay, y siempre ha habido, corrientes de pensamiento enormemente diferentes que se autollaman Marxismo. Los críticos anarquistas invariablemente identifican al Marxismo con el Leninismo, Leninismo con Estalinismo, Estalinismo con Maoísmo y a todos ellos con Trotskyismo. Por lo general no hay una pista de engaño en esta remarcada muestra de prestidigitación intelectual - el anarquista promedio simplemente piensa que es universalmente aceptado, establecido el hecho que todos estos sistemas políticos son idénticos. (2)

Esto no es para decir que no se puede discutir que todos estos sistemas políticos son fundamentalmente lo mismo, que sus diferencias, no importa cuan violentas, son secundarias para ciertos aspectos esenciales que todos tienen en común. Pero el punto es que es necesario discutir el caso para juzgar alguna evidencia, conocer un fenómeno antes de condenarlo. Simplemente no se puede iniciar con la conclusión.

Pero el hecho es que el Marxismo no es un monolito. A pesar de la aseveración desinformada de Murtaugh que "el Liberalismo marxista es un movimiento reciente, hasta donde las teorías políticas y los movimientos van" y a pesar del hecho que el término "Liberalismo Marxista" es nuevo - e innecesario - la tradición se remonta a hace mucho tiempo. Por ejemplo, Rosa Luxemburgo - seguramente una de las figuras centrales en la historia del Marxismo - condenaba las teorías de Lenin sobre el partido de vanguardia y de la histérica disciplina centralizada hace tres cuartos de siglo, en 1904. En 1918 - mientras muchos anarquistas se apresuraban para unirse a los Bolcheviques - ella criticaba los métodos dictatoriales de los Bolcheviques y advertía sobre el aborto de la Revolución Rusa. Después de su muerte hubo otros pensadores y movimientos que condenaron a los Bolcheviques como una degeneración autoritaria del Marxismo: Antón Pannekoek, Karl Korsh, El Consejo Comunista, La escuela de Frankfurt, justo a la nueva izquierda de 1960 y 1970. Y aún entre la tradición Leninista hubo pensadores que hicieron contribuciones que retaron el poder de la interpretación dominante y ayudaron a nutrir el marxismo liberal; por ejemplo, Georg Lukacs, Antonio Gramsci y Wihelm Reich. Un número de liberales actuales emergieron del movimiento Trotskista en 1940 y 1950. Cualquier movimiento de liberación que se proclama el logro de un nacimiento virgen en 1970 o que conozca a un solo anarquista delgado, dejado a la deriva como 'verdadero' liberalista, con el paso de los años, mientras se auto elimina - ya sea por dogma o por ignorancia - por todas las corrientes que contribuyen, solo se empobrece. Incluso los anarquistas que escriben sobre el Marxismo parecen deliberadamente y casi perversamente cerrar sus ojos y oídos a todo, excepto la tradición leninista dominante y se las arreglan para reconfirmar sus propios prejuicios sobre el Marxismo.

Todo esto no prueba, por supuesto, que la interpretación liberalista de Marx es la correcta. Pero podría ser posible estar de acuerdo en un punto analítico básico: si hay duda sobre lo que Marx defendía, entonces es necesario leerlo, no tomar las palabras ni de sus enemigos o de aquellos que claman, justificadamente o no, ser sus seguidores. Una vez que esto es aceptado, y sólo entonces, es posible iniciar un diálogo anarquista/marxista en un nivel serio.

Mi propia actitud hacia Marx no es inequívocamente favorable. Hay en mi punto de vista, serios cuestionamientos sobre los aspectos del pensamiento de Marx. El Marxismo, como todo lo demás, debe ser sujeto a la crítica, la crítica puede llevar a trascender a Marx, pero no, yo creo, a rechazarlo. "El Marxismo es el punto de partida para nosotros, no nuestro destino predeterminado. Aceptamos las máximas de Marx que nuestro sentido crítico no rechaza, incluyendo sus propios resultados. Nuestro debate del Marxismo será no menos si encontramos que tenemos que ir más allá del mismo". El punto esencial, sin embargo, es que el proyecto del Marxismo debe ser el corazón toda política liberal. Puede ser posible y hasta necesario trascender a Marx, pero para trascenderlo se debe primero absorberlo. Sin Marx y algunos de los mejores "Marxistas" no es posible crear una praxis liberal y un mundo liberal.

Finalmente, juzgando el trabajo de Marx, es necesario tener en mente que sus escritos y sus acciones se separan por 40 años como revolucionario, que a menudo escribió cartas e hizo notas que representan ideas parciales a las que no fue capaz de regresar y expandir, que mucho de su trabajo fue polémico contra doctrinas particulares y que no eran de parciales debido a eso. Sería un error, entonces, tomar cada enunciado y cada cita en el cuerpo de su trabajo como un escrito sagrado terminado, o esperar que su trabajo sea completamente consistente o que pensó en las implicaciones de todas sus teorías hasta el final. El trabajo de Marx está incompleto, disparejo, pero enormemente fructífero y una brillante contribución que debe ser tomada como él mismo tomaba todo: críticamente.

En este punto, es necesario es necesario confrontar una de las corrientes trágicas del anarquismo, una que se vuelto incapaz de ser una alternativa histórica seria: su fuerte tendencia hacia el anti-intelectualismo. Con unas pocas excepciones (por ejemplo, Kropotkin, Rocker, Bookchin) el anarquismo ha fallado en producir proponentes interesados en desarrollar un análisis riguroso del capitalismo, el Estado, burocracia y autoritarismo. Consecuentemente, su oposición a estos fenómenos ha tendido a permanecer instintiva y emocional; cualquier análisis que se ha producido ha sido ecléctico, ampliamente tomado del Marxismo, liberalismo y otras fuentes y rara vez de calidad intelectual seria. Esta no es una falla accidental - no ha habido falta de inteligencia anarquista. Pero los anarquistas tal vez repelidos por la sangre fría de algunos intelectuales Marxistas 'oficiales', al sentir instintivamente el germen del totalitarismo en cualquier sistema intelectual que busca explicar todo, han sido conscientemente y a menudo militantemente opuestos de realizar un esfuerzo intelectual como tal. Su oposición ha sido simplemente para análisis particulares y teorías, sino para análisis y teorías como esas. Bakunin por ejemplo, argumento - en un estilo con reminiscencia del Papa medieval Gregorio - que enseñar a los trabajadores teorías minimizaría sus cualidades revolucionarias inherentes. ¿Qué pasa cuando el líder teórico de un movimiento es explícitamente anti-intelectual?

El resultado para el movimiento anarquista ha sido paralizante. El anarquismo como una teoría permanece como un collage de frecuentes pensamientos en conflicto que siguen frustrando especialmente a los simpatizantes críticos porque los objetivos más fructíferos rara vez parecen ser buscados. La mayoría de las publicaciones anarquistas evitan toda discusión de estrategia o todo análisis de la sociedad como es hoy día, como la plagua. (Incluso una de las mejores publicaciones anarquistas, The Open Road, sigue esencialmente como una animadora de todo lo vagamente izquierdista o liberalista. La gente organizando sindicatos y la gente organizándose en contra de los sindicatos reciben la misma atención sin crítica; los lanza pasteles y los lanza bombas son vistos como actividades igualmente válidas no se hace el mínimo intento por discutir los relativos méritos estratégicos de los unos o los otros en un contexto dado). Muchos anarquistas publicando casas no parecen interesados en nada excepto (a) repetir la Guerra Civil Española, (b) volver a pelear Kronstadt y (c) tirar a la basura al Marxismo-Leninismo una vez más. Incluso estas preocupaciones que se han vuelto rutinarias hasta volver al anarquismo para la mayoría aburrido, no son buscadas de tal forma para encontrar nuevas ideas relacionadas con la historia del capitalismo, el proceso revolucionario o los Bolcheviques, por ejemplo.

En su lugar, los mismos argumentos son simplemente repetidos litúrgicamente. Rara vez hay un debate político serio dentro del movimiento anarquista, mientras las polémicas contra el oso hormiguero del "Marxismo" (como esencial al anarquismo es Satán para la Iglesia) son generalmente disminuidos por el rechazo principal por encontrar algo por lo que se esta siendo atacado. Los argumentos son llevados principalmente por las generalidades más vagas; las citas nunca son usadas porque el trabajo del supuesto enemigo nunca ha sido leído.

Como consecuencia de su anti-intelectualismo, el anarquismo nunca ha sido capaz de desarrollar su potencial. Un movimiento que desdeña la teoría y adora las acciones sin crítica, el anarquismo sigue siendo un edificio tambaleante consistente de varios pedazos de análisis marxista, reforzando unos preceptos tácticos inflexibles. Todo esto se mantiene unido por el impulso liberar - el mejor de los impulsos que se puede tener, de seguro - y por temor a la organización que es tan grande que es prácticamente imposible para los anarquistas organizarse efectivamente en el largo plazo. Esto es verdaderamente una tragedia, el movimiento liberal no puede soportar tener a sus miembros que rechazan usar su intelecto en la batalla por crear un nuevo mundo. Mientras el anarquismo sigua promoviendo el anti-intelectualismo, no va a llegar a ningún lado.

Pies de página:

(1) Por otra parte, no veo a todos los "Marxistas-Leninistas" como contra revolucionarios, como muchos anarquistas parecen verlos. Muchos (particularmente Trostkystas) son revolucionarios sinceros quienes no entienden las implicaciones de las ideología a la que se adhieren. El hecho que el "Marxismo-Leninismo" como una ideología es contra revolucionaria no significa que todo "Marxista-Leninista" es contra revolucionario, más que el hecho que el Cristianismo es reaccionario hace de cada individuo cristiano un reaccionario. No son las diferencias políticas que dividen a la izquierda, siempre tan absolutas como parecen serlo. Siempre hay por necesidad áreas grises, donde, por ejemplo, el anarquismo y el Marxismo empiezan a converger o el Marxismo y el Leninismo o - sí - anarquismo y Leninismo. La vida no siempre se presta al análisis por categorías, 'ellos' y 'nosotros', si por ninguna otra razón más que todos nosotros hemos interiorizado al menos algo del bagaje represivo de la sociedad dominante. Todos tenemos algo de contra revolucionarios en nosotros.

(2) Por ejemplo, Mark Brothers en su artículo "Anarquía es libertad, no desorden" en la edición 4 de The Open Road, usa los términos 'Marxismo', 'Leninismo' intercambiablemente, o no está consciente o no piensa que vale la pena mencionar que dos de los tres conceptos que critica - el partido de vanguardia y el centralismo democrático - no se van a encontrar en Marx, mientras el tercero, dictadura del proletariado, tuvo un significado completamente diferente entre Marx y los Leninistas. Similarmente, Murtaugh (El fin del materialismo dialéctico: una respuesta anarquista al liberalismo Marxista) sabe tan poco sobre el Marxismo que ni siquiera sabe que ni Marx ni Ángel alguna vez usaron el término "materialismo dialéctico", el cual él supone los casaderos "liberalistas marxistas" están adheridos y al cual se casa en cuatro páginas. (El materialismo dialéctico hizo su primera aparición ocho años después de la muerte de Marx, cortesía de Plekanov).



Publicado en The Red Menace, Vol. 2, No. 2, junto con el artículo Bakunin vs. Marx.
Also available in English: Anarchism vs. Marxism.



© Ulli Diemer